lunes, 9 de junio de 2014

El problema del ser humano

El hombre se encuentra hoy en una situación bastante problemática. Esto no es una novedad completa, porque el hombre siempre ha tenido que afrontar problemas. Pero quizás la situación actual sea extremadamente problemática, por ser mayor la cantidad y la interconexión de los problemas que hay que afrontar. No cabe duda de que tenemos muchas amenazas que en cualquier momento pueden transformarse, en catástrofes. 
Cabe fijarse por ejemplo en las relaciones entre los pueblos: desarrollo, subdesarrollo, la deuda ... Cabe pensar en el problema ecológico, y en la cantidad de dificultades que pueden surgir si el hombre abusa de su tecnología. Estos son, digámoslo así, macroproblemas. Cabe pensar también en el problema de la droga y en nuestra propia vida, en todas las dificultades que hemos tenido que solucionar y en las que quedan pendientes. Ante esto algunos se tumban a la bartola o se muestran como pasotas. El pasotismo se entiende como una actitud ante los problemas. Ser pasota es una consecuencia de que el exceso de problemas aturde al hombre, que entonces renuncia. Por eso el lema del pasotismo de hace unos años era: "que se pare el mundo que me bajo".
Aparece aquí una dimensión humana: el hombre es un ser, y posiblemente sea esta una característica casi exclusivamente suya, que se puede encontrar en situaciones muy problemáticas. Si esto es así, y si ha ocurrido con mayor o menor intensidad a lo largo de la historia, y el hombre no ha sucumbido, habremos de afirmar que es capaz de solucionar problemas. Este es uno de los primeros modos de acercarse al ser humano. Muchas veces, y la bibliografía es abundante, se define al ser humano como solucionador de problemas, un ser cuya capacidad de resolverlos es mucho mayor que la de cualquier otro viviente.
El elenco de recursos que tiene un animal para resolver los problemas de su vida, los que se refieren sobretodo a su supervivencia o a la de su especie, es, por así decirlo, estereotipado. Los animales no inventan recursos. Si el animal se encuentra en una situación para la cual sus recursos no son suficientes - estas situaciones suelen aparecer ligadas a un cambio de medio - la especie se extingue. Como solucionador de problemas el animal es muy limitado; por eso siguiendo la línea evolutiva, las especies se van adaptando al medio mediante un cambio en su dotación genética.
El hombre no solamente resuelve problemas, sino que además los provoca. Posee carácter problemático en este doble sentido: es mejor solucionador de problemas que el resto de los seres vivientes del planeta y además es provocador de problemas, los suscita. A no ser por un cambio intenso de su medio ambiente, es muy difícil que el animal sufra grandes problemas. Por ejemplo, la superpoblación no afecta a los animales. Pero tampoco al revés: los animales no presentan el problema de la infrapoblación a partir del cansancio genético. Si se da, está ligada a la falta de nutrición, la imposibilidad de procurarse el alimento, etc.
Por el contrario, en el hombre sí aparece el cansancio genético. Se producen entonces desplomes de población, a primera vista inexplicables. El hombre es por tanto un ser aquejado, suscitador de problemas; pero es también mejor solucionador de ellos.
Que el hombre se plantea a sí mismo problemas es obvio: a ningún animal se le ha ocurrido inventar la bomba atómica. La bomba atómica encierra un riesgo potencial según como se use, pero está ahí, como un dato que puede producir la desaparición del hombre sobre el planeta. Es un problema que el hombre mismo, a través de sus actitudes, ha provocado.

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