El hombre se encuentra hoy en una situación bastante
problemática. Esto no es una novedad completa, porque el hombre siempre
ha tenido que afrontar problemas. Pero quizás la situación actual sea
extremadamente problemática, por ser mayor la cantidad y la
interconexión de los problemas que hay que afrontar. No cabe duda de que
tenemos muchas amenazas que en cualquier momento pueden transformarse,
en catástrofes.
Cabe fijarse por ejemplo en las relaciones entre los
pueblos: desarrollo, subdesarrollo, la deuda ... Cabe pensar en el
problema ecológico, y en la cantidad de dificultades que pueden surgir
si el hombre abusa de su tecnología. Estos son, digámoslo así,
macroproblemas. Cabe pensar también en el problema de la droga y en
nuestra propia vida, en todas las dificultades que hemos tenido que
solucionar y en las que quedan pendientes. Ante esto algunos se tumban a
la bartola o se muestran como pasotas. El pasotismo se entiende como
una actitud ante los problemas. Ser pasota es una consecuencia de que el
exceso de problemas aturde al hombre, que entonces renuncia. Por eso el
lema del pasotismo de hace unos años era: "que se pare el mundo que me bajo".
Aparece aquí una dimensión humana: el hombre es un
ser, y posiblemente sea esta una característica casi exclusivamente
suya, que se puede encontrar en situaciones muy problemáticas. Si esto
es así, y si ha ocurrido con mayor o menor intensidad a lo largo de la
historia, y el hombre no ha sucumbido, habremos de afirmar que es capaz
de solucionar problemas. Este es uno de los primeros modos de acercarse
al ser humano. Muchas veces, y la bibliografía es abundante, se define
al ser humano como solucionador de problemas, un ser cuya capacidad de
resolverlos es mucho mayor que la de cualquier otro viviente.
El elenco de recursos que tiene un animal para
resolver los problemas de su vida, los que se refieren sobretodo a su
supervivencia o a la de su especie, es, por así decirlo, estereotipado.
Los animales no inventan recursos. Si el animal se encuentra en una
situación para la cual sus recursos no son suficientes - estas
situaciones suelen aparecer ligadas a un cambio de medio - la especie se
extingue. Como solucionador de problemas el animal es muy limitado; por
eso siguiendo la línea evolutiva, las especies se van adaptando al
medio mediante un cambio en su dotación genética.
El hombre no solamente resuelve problemas, sino que
además los provoca. Posee carácter problemático en este doble sentido:
es mejor solucionador de problemas que el resto de los seres vivientes
del planeta y además es provocador de problemas, los suscita. A no ser
por un cambio intenso de su medio ambiente, es muy difícil que el animal
sufra grandes problemas. Por ejemplo, la superpoblación no afecta a los
animales. Pero tampoco al revés: los animales no presentan el problema
de la infrapoblación a partir del cansancio genético. Si se da, está
ligada a la falta de nutrición, la imposibilidad de procurarse el
alimento, etc.
Por el contrario, en el hombre sí aparece el
cansancio genético. Se producen entonces desplomes de población, a
primera vista inexplicables. El hombre es por tanto un ser aquejado,
suscitador de problemas; pero es también mejor solucionador de ellos.
Que el hombre se plantea a sí mismo problemas es
obvio: a ningún animal se le ha ocurrido inventar la bomba atómica. La
bomba atómica encierra un riesgo potencial según como se use, pero está
ahí, como un dato que puede producir la desaparición del hombre sobre el
planeta. Es un problema que el hombre mismo, a través de sus actitudes,
ha provocado.
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